Utilizo Class Dojo en mis clases. Con esta herramienta, un sistema de puntos que premia comportamientos y actitudes, consigo que todos los alumnos estén deseando participar en clase. Ellos saben que para tener éxito y conseguir puntos tienen que ocurrir dos cosas.
- El sistema te tiene que elegir. Hay un sistema aleatorio con el que intento que todos los alumnos sepan que tienen que estar dispuestos a participar frente a sus compañeros en cualquier momento.
- Tienes que haber prestado atención previamente. Es difícil acertar al realizar tareas o responder preguntas correctamente (es decir, ganar puntos) si no se ha puesto suficiente atención a las explicaciones, ejemplos, etc.
Igual que se premian ciertos comportamientos y actitudes, también se otorgan puntos negativos (o se restan puntos, si se prefiere) al no cumplir las normas establecidas en clase.
Toda esta información puede ser compartida con las familias que obtienen una notificación en tiempo real en su móvil o en su ordenador de cómo les está yendo a sus hijos en clase.
En la última reunión con las familias les pregunté a los padres qué les parecía lo de recibir mensajes con los puntos negativos de sus hijos en tiempo real porque tengo mis dudas sobre si conviene que sepan algo así inmediatamente. Todos dijeron que les parecía genial. Sin embargo, me preocupan tres cosas:
1. No es un sistema gradual de consecuencias.
Una de las cosas que los niños tienen que aprender en la escuela es el auto-control. Un sistema gradual consiste en que hay primero un aviso, después una reflexión sobre el comportamiento, más tarde una pequeña consecuencia a una mala elección… y finalmente, si el niño no reconduce el comportamiento, una comunicación a sus padres. Un sistema como el descrito anteriormente permite que el alumno tenga varias oportunidades para empezar a comportarse como se espera de él. Al utilizar las notificaciones de Class Dojo nos saltamos todos estos pasos y comunicamos a las familias en tiempo real lo que está sucediendo.
2. Los niños no pueden comenzar la conversación de cómo les ha ido el día.
Si activamos las notificaciones a las familias en tiempo real, estamos permitiendo que para cuando los padres se reencuentran con sus hijos tras la jornada escolar, ya tienen bastante información de cómo les ha ido el día en las clases. Saben si han ganado puntos positivos y por qué. De la misma manera, saben qué normas de clase se han saltado y la hora exacta a la que lo han hecho. Las conversaciones transcurren literalmente así:
- ¿Pero cómo te has podido llevar un punto rojo a las nueve y cinco ,Manolito? ¡Si no os ha dado tiempo a sentaros!
- Pues por eso, mamá. Por eso.
3. Los niños se acostumbran a saberse observados en cualquier contexto.
Me pregunto si con herramientas como Class Dojo no estamos acostumbrando a nuestros alumnos a una situación en la que están observados constantemente. Y esta vez no hablamos de personajes ficticios como los Reyes Magos, nos referimos a sus padres. Mediante este sistema, los padres de los alumnos reciben notificaciones en tiempo real en su teléfono móvil. También les llega un informe semanal con todos los puntos positivos y negativos que sus hijos han conseguido a lo largo de la semana.
De esto trata precisamente el siguiente artículo de Laura R. Pikerton (ayudante de investigación en el Oxford Internet Institute de la Universidad de Oxford, Reino Unido) y traducido por César Tomé “De cómo la ludificación del aula prepara a los niños para vivir en un estado policial”
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Es bien sabido que la vigilancia afecta a cómo nos comportamos. Un estudio reciente sobre el tema mostró que el tráfico en los artículos de Wikipedia sobre temas polémicos cayó significativamente después de que Edward Snowden desvelase la amplitud de la vigilancia que sobre Internet realizan la NSA y GCHQ [véase nota del traductor 1].
Esto demuestra tanto el efecto a corto como a largo plazo que la intrusión en nuestra vida privada puede tener sobre actividades perfectamente legales. También refleja el “efecto panóptico” descrito por el teórico social francés Michel Foucault.
El panóptico [2] era una prisión del siglo XVIII diseñada de tal manera que los guardias de la prisión podían ver el interior de las celdas de la prisión desde su torre, pero los prisioneros no podían ver a los guardias. Su propósito era motivar a los presos a comportarse bien, no a través de la fuerza bruta, sino a través de su miedo a ser vistos.
Si bien la vigilancia masiva en Reino Unido no conlleva la misma amenaza de daño físico experimentada por aquellos que viven bajo dictaduras violentas, sí amenaza con moldear nuestra manera de hablar y actuar unos con otros, creando una sociedad menos libre.
Ludificando el aula
Este aumento en la vigilancia masiva también está ocurriendo en el aula: a través del uso de juegos en línea que guardan la puntuación e informan al maestro en tiempo real sobre el comportamiento y habilidades del alumno.
La “ludificación” en las escuelas enseña a los niños que deben esperar que todos sus movimientos van ser vigilados, evaluados y posiblemente compartidos públicamente. Hace que la falta de privacidad parezca normal y prepara a los jóvenes para aceptar la vigilancia masiva en su vida adulta.
El Presidio Modelo, un diseño panóptico, en la Isla de la Juventud (Cuba). Fuente: Friman/Wikipedia
Mientras que la ludificación ha jugado un papel en la educación a través de estrategias de enseñanza no-digitales tales como gráficos de pegatinas y escuelas, en los últimos años el interés ha aumentado. Ahora los maestros usan nuevas herramientas digitales tales como plataformas de gestión del aula y programas educativos parecidos a juegos para ver, capturar y juzgar una gama más amplia de comportamientos infantiles con un detalle cada vez mayor.
Algunos proveedores de sistemas educativos, como el supercomputador de lectura de emociones Watson de IBM y el editor de materiales educativos Pearson, incluso esperan registrar y entender cómo piensan y sienten los estudiantes.
Observaciones sobre el terreno
Mi estudio sobre cómo los nuevos estándares de computación en el currículo nacional de Inglaterra se están experimentando en las aulas de la escuela primaria ha documentado varios casos de ludificación que se han convertido en Big Brother [3]. En un colegio vi la introducción de un nuevo sistema de casas [4] donde los puntos los daban los estudiantes veteranos, que se ocultaban en las esquinas de los pasillos, tomando notas sobre niños desprevenidos.
Estas notas se subían todas las noches a ClassDojo (una plataforma en la nube para el seguimiento e información del comportamiento de los estudiantes) para que los padres las pudiesen ver. El agregado semanal de estas puntuaciones se mostraba a toda la clase cada viernes, para que los estudiantes pudieran ver sus resultados y compararse con sus compañeros.
El aula: ludificada. Fuente: Pexels
En otra colegio su profesor recordaba frecuentemente a los estudiantes fueron que ella podía ver todo lo que hicieron en sus iPads individuales mediante un programa de captura de pantalla. Más tarde, esta maestra compararía su estilo de enseñanza relativamente suave con el utilizado en algunos de los padres de los niños en el extranjero, donde los estudiantes tenían que arrodillarse sobre cáscaras de coco rotas hasta que recitaban con éxito sus tablas de multiplicar.
Supongo que es fácil ver cómo este tipo de seguimiento moderno se ve como relativamente inofensivo en comparación con la violencia experimentada por algunos escolares en otras partes del mundo.
Más mal que bien
Pero aunque la ludificación del aula a través del software educativo es claramente menos violenta físicamente que el castigo corporal, no debemos engañarnos creyendo que la ludificación es una experiencia universalmente divertida y atractiva para todos los niños. Y puede incluso causar daño o tener un impacto negativo en los estudiantes, si se usa sin comprender los riesgos que conlleva.
Incluso en los casos en que tenga un efecto positivo en el comportamiento del estudiante, debemos proceder con cautela. Porque, si no tenemos cuidado, corremos el riesgo de enseñar a los niños pequeños a aceptar un ojo que todo lo ve omnisciente en sus vidas. Y que esta mirada “panóptica” debe ser temida y valorada más que las motivaciones internas como la curiosidad, la pasión y el impulso.
La popularidad de la ludificación es comprensible. El aprendizaje debe ser divertido al menos parte del tiempo y los maestros necesitan saber lo que los estudiantes están haciendo en su aula. Pero con cada vez más medios de vigilancia de masas en el mundo adulto, deberíamos estar enseñando a los niños a pensar críticamente acerca de la privacidad y el miedo, en lugar de entrenarlos para que renuncien a la primera y vivan según el segundo.
Sobre la autora:
Laura R. Pinkerton es ayudante de investigación en el Oxford Internet Institute de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Texto traducido y adaptado por César Tomé López a partir del original publicado por The Conversation el 12 de mayo de 2017 bajo una licencia Creative Commons (CC BY-ND 4.0)
Notas del traductor:
[1] NSA = National Security Agency, Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos; GCHQ = Government Communications Headquarters, Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno del Reino Unido
[2] Panóptico
[3] Big Brother (literalmente, gran hermano o hermano mayor) es un personaje de la novela de George Orwell “1984” que representa el control omnipresente y opresivo del estado totalitario.
[4] El sistema de casas es una forma de organización de los colegios británicos. Si ha visto alguna película o leído algún libro de la saga Harry Potter el lector está familiarizado con él sin saberlo, ya que el colegio Hogwarts está dividido en cuatro casas, perteneciendo Potter a una de ellas, Gryffindor.
The Conversation
Estoy bastante de acuerdo con la postura de este artículo, creo que no es positivo convertir una herramienta a priori motivadora (refuerza el comportamiento) en un modo de control tan extremo. Personalmente, como docente, he usado algún curso el classdojo pero sin activar la opción parental y les gustaba. También la utilicé en forma de equipos. Me parece horrible la idea de que a un padre le llegue cada vez que un niño de 8 años falla, habla “cuando no toca” o no está atento, porque es algo natural. De hecho, soy poco partidiaria de las notas “fulanito se ha portado mal’ a no ser que sea algo ya continuo o grave. Los alumnos son capaces de reconducir su conducta y como profesores tenemos que motivarles a sacar de cada uno lo mejor, no sé hasta que punyo es recomendable que participe porque en casa quieren recibir que ha participado o que aparentemente esté atento (porque puede pensar en sus cosas) por miedo al mensaje a papá o mamá, habrá que conseguir que poco a poco el niño tímido se suelte, el que hasta ahora “pasaba” se enganche etc. esa es la magia de la educación. Pero también es tarea nuestra adecuar nuestra práctica docente para que genere interés, da miedo ver que muchos docentes siguen enseñando como hace 20 años a niños que no tienen que ver con los de esa época, de ahí la necesidad de “controlar”.
Sabias palabras, Lara. Gracias por comentar por aquí. Tener tanta información por parte de los padres puede ser contraproducente. Nos comentaban por otro foro que un grupo de padres quería “denunciar” a un colegio que usaba Class Dojo en sus aulas porque no se respetaba la ley de protección de datos (lo dudo, son nombres de pila y se pueden sustituir por números) y porque se fomentaba la (¡atentos!) competitividad. En fin, que nunca va a llover a gusto de todos y hay que tener cuidado con estas herramientas tan potentes.
La verdad es que estoy deseando utilizarlo en clase porque veo a otras compañeras totalmente satisfechas con su función; sin embargo, por otro lado, me da un poco de miedo que se convierta en un pequeño gran hermano, me hace recordar a las escuelas infantiles o colegios que ofrecen un control a través de las cámaras para poder ver a sus hijos en todo momento. Con esto quizás no vean la imagen, pero sí tendrán una referencia del control de sus hijos en todo momento. Espero que realmente acabe siendo un juego positivo en el que cada niño se vea motivado intrínsecamente a trabajar y a comportarse adecuadamente por su bien, y no por la conversación que pueda tener en casa con sus papás debido a su comportamiento.
Verdad, yo lo utilizo y es muy efectivo.
El comentario con el nombre de Oscar Jerez era mío, lo siento, no me di cuenta de cambiar sesión…
Hola Valle. Gracias por comentar en el blog. De acuerdo con lo que comentas, pero hay que puntualizar algo: En su última actualización (posterior a este artículo), ClassDojo permite que los maestros elijamos lo que queremos compartir con las familias. Podemos compartir los puntos positivos y negativos, solo los positivos, solo los negativos o ningún punto. Incluso si decides no compartir los puntos de tus alumnos con las familias, aun puedes comunicarte con ellas a través de mensajes, a través de la historia de cada alumno o a través de la historia de la clase. En fin, que se ha mejorado bastante en este aspecto. Aunque la sensación de que los alumnos puedan sentirse observados sigue estando presente, se puede minimizar bastante. Saludos.
Muy acertadas algunas críticas.
Gracias por comentar, Manuel.
Buenas! Las notificaciones a los padres no les saltan en el movil. Se tienes que meter en la app para ver todo el proceso de su hijo con lo cual al usar esta app para comunicar cosas importantes al instante ya no vale… a vosotros también os pasa? No logro averiguar cómo hacerlo para que les salten en el móvil. Gracias
He cambiado de teléfono y ahora no me deja entrar en la aplicación, meto el código que me dieron y nada
Quizás la profe te pueda volver a invitar, Chary.
Hola! ClassDojo se quiere implementar en el colegio de mis hijos y a mi “apriori” no me gusta. Y ya no solo por el potencial sobre control que podríamos ejercer las familias (que me parece horrible la verdad) si no porque es un sistema de control de conducta por recompensa externa. La recompensa a la buena conducta es que, en general la vida te devuelve buenas conductas, el principio kantiano de no hacer lo que no quieres que te hagan. Entiendo perfectamente por qué se pone en marcha un sistema de “token economies” en un aula, pero me repele la idea de que ya, desde pequeño, se trabaje no por una ética autónoma sino heterónoma. La consecuencia en la vida real del mal comportamiento es variable y en general mi sentir es que los malos actos deben tener consecuencias negativas naturales, y no artificiales.
Por otra parte promueve comportamientos competitivos, no necesariamente la competitividad, pero tristemente no en persecución de la excelencia en la conducta, de sentirse bien con lo que cada un@ hacemos, si no en ser “el/la que más”. Y eso, lo siento, pero no es un valor que a mi me parezca que la escuela deba promover, ni siquiera premiando los comportamientos colaborativos. Al final no se hace por la satisfacción propia de ser buena persona, si no porque me dan puntos.